Esta planta gestora de RCDs ubicada en Sigüenza ha costado más de dos millones de euros a cuatro inversores locales.
El Grupo de Desarrollo Rural ADEL SIERRA Norte ha tramitado la solicitud del proyecto como Proyecto de Interés Regional (PIR) ante la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente.
Sigüenza. Que el sector de la construcción y demolición genera una cantidad importante de vertidos (RCDs) es algo de sobra conocido. Lo que se sabe menos “o quizá no queramos saber”, dice Alberto Sánchez, gerente de la planta Reciclo Alto Henares localizada en el paraje seguntino de Valdecan, es que la mayor parte de esos residuos se pueden reutilizar en el área del ladrillo y en muchas otras. “Nuestra maquinaria es capaz de resucitar a la vida útil el 80% de los RCDs que llegan a la playa de descarga. En Europa llevan 20 años haciéndolo”, insiste. Este centro de tratamiento de residuos de construcción y demolición, pionero en Guadalajara, cuenta con dos áreas de trabajo diferenciadas: La planta de reciclaje de RCDs, cuyo objeto es realizar las labores de tratamiento y reutilización de los vertidos, y el vertedero autorizado en el que son depositados los residuos procedentes de los rechazos de las distintas etapas del proceso de tratamiento de los mismos desarrollado en el área de valorización en la que son evaluados. La planta de reciclaje ocupa una superficie de 21.466 metros cuadrados, mientras que el depósito controlado de RCDs o vertedero se extiende en 51.324 metros cuadrados.
La Junta de Comunidades no tiene ninguna duda de que un futuro “sostenible” pasa obligatoriamente por el reciclaje. La importancia medioambiental de la gestión adecuada de RCDs hizo necesaria la redacción de un Plan de Gestión de Residuos de la Construcción y Demolición de Castilla-La Mancha en el año 2005 por parte de la Dirección General de Planificación y Gestión Ambiental de la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural. Aprovechar el escombro inteligentemente frena la sobreexplotación de áridos naturales y de canteras. “Vamos, que no es necesario desmontar los cerros y llegar hasta la capa freática de la orilla de los ríos para suministrar materia prima de la construcción”, explica claramente Sánchez. Sin embargo, todavía hoy “el vertido incontrolado, y consecuentemente desaprovechado, es, con más del 80% del total, el triste destino de los RCDs de Guadalajara”, lamenta el empresario.
Fue en este contexto en el que el propio Sánchez y otros tres inversores seguntinos más se embarcaron en la empresa Reciclo, la segunda planta localizada en la provincia dedicada al reciclaje y aprovechamiento de RCDs. “Ya no hay excusas. Al menos en la Sierra Norte se pueden evitar los vertidos incontrolados”, prosigue. Ponerla en marcha ha costado más de dos millones de euros, invertidos casi todos ellos en moderna maquinaria belga, adaptada de la minería al mundo del reciclaje, capaz de obrar el milagro de sostenibilidad. La planta funciona desde 2008, pero fue inaugurada en todas sus capacidades a comienzos de 2010. Reciclo cuenta con unas instalaciones modélicas, alimentadas por energías renovables, que son tan sostenibles como el objetivo último de la empresa. Los gerentes tienen la ilusión de implementarlas en el futuro. “El reciclaje puede llevarse tan lejos como se quiera. Hay máquinas trituradoras que fabrican zahorra con un grano del diámetro que les pidas”, prosigue.
El grupo de Acción Local ADEL SIERRA Norte, consciente de la importancia ya presente, pero sobre todo venidera de esta idea empresarial, tramitó la Solicitud de la iniciativa de Reciclo como PIR (Proyecto de Interés Regional) con el objeto de conseguir la mayor inyección económica posible para la Planta. “En el caso de que se califique al proyecto como PIR, la iniciativa de Reciclo sería subvencionada con algo más de un 30% sobre una inversión aceptada de unos 950.000,00euros”, explica Laura Ruiz, gerente de ADEL.
A la Planta de Reciclo deberían ir a parar todos los RCDs generados en 30 kilómetros a la redonda. “La política de clausura de vertederos incontrolados en la ciudad y también en sus pedanías que sigue, por ejemplo, el Ayuntamiento de Sigüenza es la que debería ser, pero todavía queda mucho por hacer en este terreno. Abogamos por el endurecimiento de las sanciones por vertidos incontrolados. Es por el bien de todos”, opina Sánchez. No es lo único en lo que la cultura medioambiental española debe mejorar. “Otro de los principales problemas que tenemos es que nadie hace un depósito selectivo de residuos en los contenedores que facilitamos. Cuando llegan a nuestra playa de descarga, muchas veces lo que menos tienen son RCDs. Nos encontramos de todo, desde electrodomésticos abandonados a colchones. Es una mala praxis que debería desaparecer. Ralentiza la valorización de los residuos y resta eficacia al proceso. Lo suyo es reciclar en origen”, insiste.
Una vez que los operarios de Reciclo separan manualmente el grano de la paja en la misma playa de descarga, “es imposible hacerlo de otra manera”, los residuos irrecuperables se depositan en un vertedero controlado. El grano, o sea, los RCDs, es procesado convenientemente por la maquinaria de Reciclo. En una primera fase, desmota la arena y la gravilla. De aquí ya sale producto aprovechable en obra. El residuo continúa su camino por una cinta transportadora hasta llegar a la cabina de triaje. Seis operarios seleccionan y agrupan hasta nueve productos distintos como hierros y metales, papel, plásticos, vidrios o maderas. El acopio de cada uno de estos materiales engrosa un contenedor individual que luego retiran gestores especializados y autorizados para abundar en su reutilización.
Completamente limpio ya, el RCD acaba en un área específica en el que es convertido en zahorra por una machacadora que puede ser aprovechada, por ejemplo, como base de los caminos rurales. “El 20% de la obra pública debe utilizar material reciclado por ley, pero en el 90% de los casos, no es así”, termina Sánchez.