- Los hermanos Pérez, Eduardo y Enrique, han convertido el campamento de los Hermanos Maristas, cerrado hace unos años, en un magnífico lugar para la celebración de eventos de todo tipo, siempre con un marcado matiz gastronómico.
Sigüenza. 31 de julio de 2014. Los hermanos Pérez, Eduardo y Enrique, llevan años en vanguardia de la cocina española desde Sigüenza. Hace ya unos años que le dieron la vuelta como a un calcetín a la manera de concebir la restauración del negocio familiar. La renovación estética fue el postre para saciar su apetito por la perfección. El primer y segundo plato, tanto monta, monta tanto, son el saber estar de un excepcional jefe de sala, como es Eduardo, y el saber hacer de un chef en constante evolución, como es Enrique.
Sus mentes inquietas no paran de evolucionar un personalísimo concepto de la hostelería, siempre haciendo patria chica, como han demostrado en infinidad de ocasiones. “Somos de Sigüenza, y por ende de esta tierra llena de delicias”, dice Enrique, cuyos platos con setas tiene una talla formidable.
El auge de restaurante y hostal, que incluye un aula de gastronomía, o más bien habría que decir una cátedra a tenor de los docentes que ha acogido, dejaba pequeños los metros cuadrados originales. La creciente demanda de la línea de negocio El Doncel Catering les hizo tomar la decisión de emprender un proyecto de envergadura. “Prestábamos nuestros servicios en fincas privadas, y lo seguimos haciendo, pero ahora tenemos también un espacio propio, de manera que le damos más opciones al cliente, y a más clientes”.
Enrique y Eduardo vieron en la Finca del Obispo, antes cerrada, unas excelentes posibilidades de negocio. A renglón seguido “surgió la idea de convertirla en un centro gastronómico y cultural donde trabajar con amplitud y prestar los servicios que en nuestro restaurante no podemos, ya que los espacios no son tan generosos”, dice Enrique.
Después de meses de intenso trabajo, los hermanos Pérez ampliaron su empresa. Ahora pueden llevar a cabo cualquier evento hostelero, desde celebraciones familiares (bodas, comuniones o bautizos), eventos de empresa como congresos, reuniones empresariales, certámenes gastronómicos o eventos sociales, todos con la aportación de servicios de catering desde una rejuvenecida Finca del Obispo.
El lugar es un recinto amurallado dentro de un entorno rústico que tiene mucha historia a sus espaldas. La edificación anterior data de 1962. Es una construcción representativa de la arquitectura española de la época, que reinterpretó tipologías conventuales adaptadas a las necesidades propuestas por los Hermanos Maristas para desarrollar su actividad de casa de estudios, que es como se denominó en un principio. Fue centro docente y de ocio hasta su cierre.
Su transformación en finca de eventos exigió una inversión de 156.272,20 euros, con una ayuda por parte de ADEL del 30% del presupuesto total.
En los nuevos espacios, los hermanos Pérez han creado un salón de 460 metros y tres aulas, dos de ellas con capacidad para 30 personas -aulas Dacosta y Adriá- y una tercera -Aula Torreblanca- multimedia. Todas cuentan con conectividad sin cables.
El salón de actos ha sido reconvertido en una dependencia polivalente. Su amplio escenario permite albergar convenciones o cenas espectáculo. “También nos viene muy bien para nuestras clases magistrales de coctelería y exhibiciones ya que lo hemos dotado con una amplia barra de trabajo”, recuerda Eduardo.
Lo que antes era el campo de futbol, ahora es un amplio jardín, con diferentes ambientes. “Para nosotros ha sido una gran satisfacción reflotar la Finca, y también un gran reto. El momento económico no es el mejor”, dice Eduardo. En todo caso, “ya es una realidad que luchamos para hacer crecer, y que entendemos como buena también para Sigüenza”, añade Enrique.
Pero su desafío no acaba aquí. Los hermanos están ahora en trámites con grupos inversores para crear un gran centro gastronómico que acoja a alumnos internacionales. “Puede que nos llamen locos, y probablemente quien lo diga tenga razón, pero cuando alguien sabe dónde va, el mundo entero se aparta. Agradecemos a ADEL su ayuda no sólo en este proyecto, sino para convertir El Doncel en lo que es hoy. Siempre nos han apoyado. Esperemos que en un futuro no muy lejano tengamos que volver a recurrir a ellos para ampliar esta joya que es Finca del Obispo”.
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