En el año 2005, Margarita Domingo Gil levantó y puso en marcha el Hostal y Restaurante Alto Rey Turismo Rural en Arroyo de las Fraguas. Consciente de que la demanda creciente de los visitantes pasa por “la intimidad de una casa rural”, la emprendedora se embarcó en un nuevo proyecto destinado a colmar los deseos de “clientes y amigos”, explica. A finales del año 2013 culminó la construcción de la Casa Rural de Miguel, construida a capricho sobre un antiguo garaje.
Este nuevo servicio rural cuenta con 170 metros cuadrados distribuidos en dos alturas, “pensadas sobre todo para que las parejas pasen un fin de semana tranquilo, de amor y velas”, dice Margarita. La piedra la integra en el entorno, mientras que en el interior, el cuidado de los detalles, las vigas de madera y el mobiliario rústico, aportan la calidez soñada para un fin de semana lejos del mundanal ruido. La guinda: abrir la ventana y dejar que la brisa de la jara, el pinar y el robledal susurre al oído y al olfato que el trabajo no es tan importante como los sentimientos. Suelo y techo son de pizarra negra. Su visión, en lamas sobrepuestas, aleja a sus inquilinos del odiado día a día.
En la planta baja están la cocina y el comedor. La primera está hecha de obra, en ladrillo visto y madera, con una “pila de loza preciosa”, destaca Marga. Es común para las dos habitaciones que hay arriba. Cuenta con nevera, lavadora, lavavajillas, horno, vitrocerámica, microondas, cafetera, tostadora, además de enseres y vajilla. El salón comedor, amplio y “con terracita con mesas y sillas en la que charlar con un café”, tiene dos sofás, vitrina, una gran pantalla de televisión, chimenea y una estufa de pellet. Si tuviera que definirlo en dos palabras, “serían expansión y calidez”, dice Marga. Nada como el calor de la lumbre para corroborarlo.
Las dos habitaciones son abuhardilladas, tienen dieciocho metros cuadrados y baño, con jacuzzi independiente. Cuentan además con cama de 1,50 metros, mesillas y armario. La casa destaca por su luz y los colores. La decoración incluye celosías y trasparencias que dejan expedito el paso de la luz natural. La alegría serrana se cuela a raudales, incluso en los atardeceres otoñales o del invierno.
La presencia de restaurante y hostal, añaden a la Casa Rural De Miguel una posibilidad de servicio que el cliente puede llevar tan lejos como quiera. El desayuno está incluido en el precio, y según el plan que los visitantes vayan a seguir, pueden comer, cenar o ambas cosas.
En estos años Marga se ha especializado en cocina micológica, para la que la Sierra Norte es el paraíso terrenal. Trabaja mucho el boleto, el rebozuelo, el pie azul o la colmenilla que cocina con recetas como su famosa Tosta con boletos y gambas. “En lo que podemos, nos nutrimos con productos de la tierra”, asegura Marga. La ternera de Guadanorte que se produce en la sierra, el cabrito y el cordero de El Ordial y Prádena o la fabada y el garbanzo de Arbancón y Espinosa son las principales materias primas de sus menús.
La mayor parte del público viene de Madrid, pero también hasta El Arroyo llegan visitantes de Levante y de Cataluña. “Debemos trabajar más para incrementar el número de pernoctaciones”, prosigue. Marga apuesta por la promoción de la comarca del Alto Rey, “mucho menos conocida que la Arquitectura Negra, pero igualmente bonita, con localidades tan maravillosas como el propio El Arroyo de las Fraguas, Bustares, Villares de Jadraque, Hiendelaencina o Gascueña”.
En este sentido, hay rutas senderistas en el paraje natural del río Pelagallinas que también se pueden hacer en bicicleta de montaña, y los pantanos de Alcorlo, Beleña y El Vado, a los que “se les debería sacar mucho más partido turístico”. Para hacer una reserva o curiosear un poco más, los interesados pueden verlo todo en www.altorey.net
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